Soy un inmigrante, nacido el 2/3/1939, que dejó su pequeño pueblo de Belvedere Marítimo, en Cosenza (Calabria), en 1957, con una valija de cartón llena de sueños. Traía la ilusión de vivir en un mundo mejor y más justo, luego de haber vivido las devastadoras consecuencias de la Segunda Guerra Mundial.
Mi Historia
Quienes me conocen, saben de mi honradez y de mis principios y que vengo luchando, desde hace más de 40 años, dentro de la colectividad italiana en la Argentina en forma constante y desinteresada por el bienestar de mis connacionales.
Cuando llegué a la Argentina, me esperaba el reencuentro con mi madre y mi hermano menor, quienes habían abandonado nuestra tierra natal 9 años antes. Desembarqué en el Puerto de Buenos Aires en 1957, en medio de abrazos, lágrimas y emociones que sólo guardamos y logramos recordar con la misma intensidad de aquel día cada uno de nosotros, los emigrados.
Necesité aprender el idioma. Así fue que, siendo operario de Eveready, empresa en la que trabajé seis años, durante la noche pegaba carteles en las estaciones de trenes. Los sábados, domingos y feriados, vendía bebidas y helados en las canchas de fútbol. Así logré con mucho esfuerzo, trabajando entre 14 y 16 horas por día, terminar mis estudios secundarios. Luego fui empleado en la firma TIBAT, una tintorería industrial. Allí, en seis meses, pude ascender a ejecutivo de compras. Años más tarde, entendí que el comercio sería mi futuro. Y comencé a trabajar en la venta de pasajes marítimos y aéreos, independizándome y creando así una pequeña empresa. Al recibirme de Martillero Público Nacional doy mis primeros pasos en el negocio inmobiliario y me posiciono en el mercado con la firma (OSISA) “ORGANIZACIÓN SANGREGORIO” inmobiliaria, convirtiéndome así en un importante empresario del rubro, tanto inmobiliario como de la construcción, creciendo, trabajando PARA y POR el país.
Sin olvidar en ningún momento mis raíces, seguía latente en mi espíritu la necesidad de hacer algo por mis connacionales, que como yo, trabajaban, se casaban, tenían hijos que prolongarían la historia en esta nueva tierra, pagaban sus impuestos, formaban parte de comunidades, asociaciones o centros culturales que llevaban el nombre del país de origen y eran reconocidos socialmente, pero que no podían participar de un derecho cívico importante, como es el derecho a elegir y ser elegido.
Perseverar y jamás desfallecer fue y es mi “bastón inalterable”. Así luché para lograr el “derecho legítimo a elegir”. Es por eso que, luego de una ardua tarea y años de trabajo y dedicación, en 1987 creo el Movimiento Italoargentino de Participación Cívica, “www.movimientoitaloarg.org”, logrando así convencer a distintas fuerzas políticas de lo necesaria y legítima que era la integración de los extranjeros en la vida democrática de este gran país.
Debido al gran interés despertado en la colectividad italiana con este nuevo proyecto, he creado en 2006 la UNIONE SUDAMERICANA EMIGRATI ITALIANI (USEI), y poder participar directamente desde el Parlamento de Roma.
Quienes me conocen, saben de mi honradez y de mis principios y que vengo luchando, desde hace más de 40 años, dentro de la colectividad italiana en la Argentina en forma constante y desinteresada por el bienestar de mis connacionales. Ayudando a quienes más lo necesitan. Para que tengan una mejor calidad de vida todos los emigrados que, como yo, vinieron a nuestro país con sus valijas llenas de ilusiones, pero hoy muchos se encuentran con sus necesidades básicas insatisfechas.